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Cuaderno, diario y notas de campo de Ricard Ramon

Empiezo el cuaderno de mis filosofías de ficción posibles, que no el quadern que ya empezó avanzando con el primer día del año, siendo ambos una sola cosa, pero al mismo tiempo dos cosas distintas, dos idiomas distintos pero tan comunes el uno al otro como su latín primigenio. Lo hago con una breve reflexión sobre el pensar, a partir de la lectura de un artículo en el periódico, en el que un neurocientífico glosaba las bondades y maldades de la llamada neurociencia. Por cierto, el corrector ortográfico LanguageTool, me dice que neurocientífico está mal escrito y me sugiere la palabra pseudocientífico. Esto es una simple anotación objetiva de un hecho sin más pretensión ni esconde ninguna doble lectura por mi parte. Siempre confío en la inteligencia de las personas que leen mis textos.

No voy a relatar una disquisición sobre el artículo. Esto solo es un blog de notas personal. Un cuaderno de ordenación de pensamientos, pero compartido en el fediverso y la red. Se trata, simplemente, de divagar, de hacer fluir los pensamientos que una lectura mañanera de domingo me ha provocado.

Tengo la sensación, tras la lectura del artículo, que los neurocientíficos confunden el pensamiento con las palabras. Dicen que ya pueden predecir las palabras de una persona con un casco, pero olvidan que las palabras que uno dice, y estructura para decir, no siempre son las que piensa y, que existen múltiples formas de pensar sin palabras, como el pensamiento artístico o que todo el cuerpo piensa también.

Pensar implica dirigir mi actividad pensante hacia el objeto de mi pensamiento, por lo que necesito salir del pensar sobre esa misma actividad. Es decir, que el hecho que yo diga unas palabras, o incluso las escriba, no implica necesariamente que las haya pensado. Pensar, es un hecho complejo, que se suele simplificar y en el que la mayoría de las veces, no existe una correspondencia entre ese pensamiento y nuestros hechos. No puede, por tanto, deducirse quién es una persona por el análisis de sus pensamientos, porque la mayoría de las veces, aquello que llamamos pensamiento no se ha producido en realidad.

Solemos bautizar como el pensamiento o la forma de pensar de una persona, su ideología, sus opiniones o sus frustraciones enfermizas, como su racismo o su homofobia, como una forma de pensar, pero es una premisa equivocada. Las opiniones, los gustos o las afecciones, no son pensamiento, y mucho menos pensamiento libre. Creo, que el gran problema de la neurociencia, aquejada de un profundo materialismo, es que no ha entendido el ejercicio y la actividad del pensar en su profundidad y complejidad, y pretende substituir torpemente a la filosofía, confundiendo el pensamiento con respuestas o acciones cerebrales. Yo puedo decir una palabra o una frase entera, que no es producto de la actividad del pensar, igual que puedo reaccionar ante un estímulo, con todo el cuerpo, incluso, pero eso, poco tiene que ver con el pensar.

Me sigue decepcionando la neurocienca, a grandes rasgos, y su ingenuidad de pretender explicar la filosofía con un casquito detector de impulsos eléctricos. Creo que no han entendido nada, aunque me acusen a mí de no entender nada.

#neurociencia #pensamiento

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